Cuando el pasado viernes (22 de junio) llegamos por la noche en taxi al Club Felt, la actuación ya había comenzado. Es un lugar de aspecto vanguardista, pero un tanto anodino, situado en el Quartere, San Lorenzo, un barrio de Roma. Nuestra anfitriona, Loredana La Rotonda, salió a nuestro encuentro en el vestíbulo, mientras yo intentaba dar mis datos al recepcionista. Loredana nos llevó a la sala de exposiciones que estaba en penumbra, donde una mujer en el escenario estaba recitando una obra en prosa con un fondo de música electrónica y la proyección de imágenes.
Mi conocimiento del idioma italiano es muy limitado, pero sí que pude captar en repetidas ocasiones la palabra “paz “.
El público asistente se mostraba embelesado y aplaudía con dedicación. Inmediatamente me vino a la mente la idea de una versión actualizada de la lectura de poesía de la época beatnik, con un público muy centrado, absorbiendo el significado que el autor había intentado plasmar. Una mujer lloraba en su mesa. La lectura fue seguida de un interludio musical interpretado por el guitarrista y teclista Pino Siciliano, mientras Mónica Borra se ocupaba de la multimedia. Justo antes del descanso, se proyectó un vídeo del programa educativo Peace Education Program (PEP) de la Fundación Prem Rawat (TPRF, por sus siglas en inglés) en una cárcel de Texas.
Daniela Missori nos informó durante el descanso, que habían tenido lugar este mismo mes dos eventos musicales multimedia en este mismo club a beneficio de la TPRF, junto con una exposición de arte permanente. Las obra de arte fueron proporcionadas por su creador, Emilio Gentilini, un destacado artista y fotógrafo. Esa tarde, vendió una pintura de grandes dimensiones por 1.000 euros que se donaron en su totalidad a la TPRF.
El evento era una combinación de música, lectura de poesía y exposición de arte. El popurrí multimedia incluía varios vídeos sobre el programa educativo de la Fundación.
El equipo de recaudación de fondos local ideó una fórmula con un enfoque innovador; la organización de eventos con la cooperación de los gestores de los clubs. Se ofreció una mezcla de entretenimiento sin cargo alguno para el club; el lugar y gran parte de la promoción (el club dispone de un amplio listado de correo), fueron proporcionados de forma gratuita por el club y hubo un acuerdo de reparto de los ingresos descontando los gastos y las bebidas vendidas. El espectáculo era básicamente gratuito para el público, aparte del importe de 5 euros para los gastos. La mayoría de los asistentes, según me dijeron, no conocía la labor de la Fundación Prem Rawat antes del show.
Me agradó conocer a varios de los voluntarios durante la pausa, a otros ya los conocía o había estado en contacto con ellos a lo largo de los últimos años. Muchos habían viajado para participar desde lugares tan lejanos como Turín o Florencia. El entusiasmo y la energía de los voluntarios era palpable, sin duda alimentados en gran parte por la visita de Prem Rawat a Italia a principios de este mes.
Aunque la atmósfera que se respiraba estaba llena de energía, ya eran las 11 de la noche y vi a mi hija dormida en una silla del vestíbulo. Los amantes de la vida nocturna romana se dirigieron de vuelta a la sala para disfrutar de la música (había dos grupos programados para actuar), otros se marcharon para coger los últimos trenes nocturnos y nuestra familia se apiñó en el coche de Loredana para regresar a Mazzano.
¡Un día completo!
Tendremos, en breve, un relato más detallado de esta y de otras iniciativas en Italia contado por los propios organizadores, así que por favor, ¡estad atentos!











