Testigos de la transformación tras los muros de la prisión de Miami

Voluntarias del PEP en español: Erika Avendano, Jodi Barker y Christina Killian

Jodi Barker, tras jubilarse de su trabajo en un hospital en 2016, se mudó de Chicago a Miami donde comenzó a presentar el Programa de Educación para la Paz (PEP) para la organización Miami Jewish Health Systems. En julio de 2018, se unió al primer equipo en el centro Penitenciario Everglades (ECI), y desde entonces es voluntaria en esta prisión estatal.

Si me hubieran dicho que una vez jubilada iba a disfrutar de los mejores momentos de mi vida como voluntaria en una prisión estatal de Florida, no me lo hubiera creído. El centro ECI alberga alrededor de 1700 reclusos varones. En los últimos siete meses, casi el 10 % por ciento ha participado en el PEP. Nunca dejo de conmoverme por la alegría, la sinceridad y la sabiduría que irradian los reclusos.

El rango de edad va desde los veintipocos hasta pasados los 70. Algunos saldrán libres pero muchos pasarán allí el resto de sus vidas. Hay bastantes que llevan entre 20 y 40 años encerrados. Muchos están lejos de su hogar y nunca reciben visitas; otros no tienen familia. Pero a todos ellos se les iluminan los ojos y el corazón durante los talleres del PEP.

La mayoría de estos hombres ya lo han «visto todo», tanto fuera como dentro de la prisión y tienen claro de que la paz no puede venir de ninguno de los dos lugares. Están empezando a darse cuenta de que ha estado en su interior todo el tiempo. Muchos afirman que si hubieran sabido esto antes, nunca habrían terminado en la cárcel. Su interés por sentir paz es palpable y su actitud abierta hacia el mensaje de Prem Rawat es auténtica y sincera.

Uno de los participantes comentó: «Estoy muy agradecido a Prem. No me había emocionado tanto desde la última vez que vi a mi hijo, hace muchos años. Es un honor escucharlo, y que nos reconozca como seres humanos».

Otro añadió: «Prem nos proporciona herramientas para la vida. Independientemente de las dificultades, en mi interior sé quién soy. Y, aunque los demás no lo reconozcan, yo lo sé»

Los reclusos tienen la suerte de contar con la ayuda de dos mujeres extraordinarias: la ayudante del director de programas Kavell Scott y la funcionaria R. Hadden. La Sra. Hadden trabaja en estrecha colaboración con los reclusos y los voluntarios del PEP, organizando, promocionando y apoyando la exitosa acogida de los talleres. Recientemente, la Sra. Scott manifestó que lo que está sucediendo en Everglades es por lo que ella decidió dedicarse a este trabajo hace veintiún años.

Está asombrada por el amor y la humanidad que los internos manifiestan, en parte, gracias al PEP, uno de los muchos programas que supervisa. El apoyo y el entusiasmo de las dos mujeres es crucial  para el crecimiento del programa en el centro Everglades.

En todos los programas siempre surge la misma pregunta: «¿Qué hay que hacer para invitar a Prem?». Muchos ya han visto el premiado documental Inside Peace (Paz en el interior), que se transmite por la televisión pública PBS, y en el que se relata la vida de cuatro reclusos de la prisión estatal de Domínguez en San Antonio, Texas, y el impacto que los talleres de paz tuvieron en ellos, tanto dentro como fuera de la prisión.

Los reclusos saben que Prem Rawat visitó, en 2018, el Centro Penitenciario Metro-West del condado de Miami-Dade, para estar personalmente con un grupo de participantes del PEP. Estos hombres se sienten muy honrados al saber que una persona tan importante como Prem Rawat, que ha hablado en el Palacio de Westminster y se ha dirigido a audiencias de miles de personas, tenga interés en visitar a un puñado de reclusos, y esperan que venga cuando pueda.

Un participante del primer PEP dijo: «Asistí a esta clase por casualidad y decidí volver. Cuando entré y escuché a Prem hablar, supe que esto era para mí».

En la actualidad hay siete cursos del PEP ocurriendo: cuatro en inglés, dos en español y uno traducido al criollo, con la ayuda de dos reclusos haitianos. Hay listas de espera en los tres idiomas. Como dijo la Sra. Scott: «¡Esperemos que los beneficios del Programa de Educación para la Paz lleguen a todos los rincones del centro penitenciario!».

Tanto los internos como el personal administrativo respaldan este programa que cambia la vida. Algunos vigilantes también lo están notando. Es especialmente gratificante escuchar comentarios de los reclusos, tales como: «Cuando me preguntan por qué sigo yendo al PEP, les respondo que porque funciona».

Los voluntarios somos muy afortunados por ser testigos de tal transformación en los reclusos.

Participantes del PEP (de izq. a der.) junto a  Kavell Scott y los voluntarios Lucy Collins, Ted Levitt, Jodi Barker y Jeff Camp.

 

 

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