Los internos del correccional de Las Palmas no tenían permiso para abandonar sus celdas y asistir al Festival Tiempo para la Paz, que tuvo lugar el año pasado y a pocos kilómetros del recinto de la isla de Gran Canaria. Sin embargo, no permitieron que las barras de acero fueran un obstáculo para solidarizarse con los miles de personas que se concentraron por toda la costa durante las dos semanas que duró el festival, y que promovía y celebraba la paz.
Un grupo de reclusos de Las Palmas asistía a las clases del Programa de Educación para la Paz (PEP), una iniciativa de la Fundación Prem Rawat (TPRF) que ayuda a los participantes a descubrir los recursos innatos como la fuerza interior, la capacidad de elección y la esperanza. Motivados por el programa, utilizaron lápices de colores para expresar su esperanza recién descubierta para una vida más pacífica. Sus dibujos contenían palomas en vuelo, rayos de sol, flores —lejos del tipo de imágenes que la mayoría de la gente asocia con delincuentes implacables—.
«Después de las clases me siento más relajado, más optimista y me ayuda en gran medida a comprender muchas cosas —comenta Juan, uno de los internos cuando explica qué intentaba expresar a través de su arte—. Eso es, apreciar la paz interior que nos ha sido dada desde nuestro nacimiento y que debemos desarrollar a lo largo de nuestras vidas para que nos podamos sentir mejor cada día».
Conmovidos por los mensajes de paz, los organizadores del festival acordaron exhibir los dibujos en el parque de Santa Catalina. Tomaron fotografías de los cientos de paseantes que acudieron y se las mostraron a los internos, que se sintieron emocionados por la capacidad que tiene la paz de conectar con el público y, espontáneamente, comenzaron a cantar. «Se sintieron parte de la ciudad y, a pesar de estar privados de su libertad, participaron en esta oleada de paz», comentó Saray Bolaños, coordinadora del curso en el centro penitenciario.
Desde entonces, el PEP ha continuado en el centro y los participantes han enviado una invitación al fundador de la TPRF, Prem Rawat, para que hable allí.
Rosa Viera, concejala de Bienestar Social, se sintió inspirada por el cambio positivo que se había producido en los internos y quiso que el PEP formara parte del Programa Municipal de Hábitos Saludables y Consumo Responsable del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, dirigido a los alumnos y padres de 17 centros escolares de la isla. El objetivo del programa es concienciar a los jóvenes en las prácticas saludables, a pensar por sí mismos, a afrontar conflictos de manera constructiva y a mejorar su autoestima. El PEP encaja muy bien en el plan de aprendizaje ya que «ocuparse de uno mismo desde el interior es un hábito muy, muy saludable», comentó uno de los organizadores.
Las autoridades locales acogieron el PEP en el programa municipal en un acto público que tuvo lugar en la Institución Ferial de Canarias (INFECAR). Entre los ponentes se encontraba la magistrada de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Rosalía Fernández, miembro del Gemme (Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación), que mostró su interés por el PEP, ofreciéndose a futuras colaboraciones conjuntas.
A todo esto se suma una serie de cursos del PEP que han comenzado en la isla. En Maspalomas, a través de la Concejalía Municipal de Igualdad; en el Ingenio, en el Centro de Día para Mayores dará comienzo a finales de este mes y, en mayo, en la Universidad Popular de Las Palmas, un centro educativo para adultos.











