Foto: Jodi Barker
Lucy Collins y Jeff Camp son voluntarios del Programa de Educación para la Paz en Miami. Ambos, han sido fundamentales en la organización de los equipos de coordinadores y en impartir el programa, tanto en instituciones correccionales como en otras organizaciones. Estos son algunos extractos de una conversación sobre su experiencia con su compañera de equipo Loring Baker.
Una vez que algún centro acepta acoger los talleres de Educación para la Paz, ¿cómo se anuncia entre los reclusos?
Lucy: En un principio los funcionarios colocan carteles en las diferentes celdas o áreas comunes. Nosotros les proporcionamos los pósteres o los crean ellos mismos. Después de una o dos semanas, va pasando de boca en boca. Los carteles ni siquiera son necesarios. Los asistentes al taller corren la voz sin parar.
¿Qué crees que se dicen entre ellos? ¿Qué quiere decir «de boca en boca»?
Jeff: En mi experiencia dicen algo tan simple como, «hombre, tienes que venir a escuchar a este tipo, Prem Rawat». Comentan algo sobre cómo está cambiando su vida. «Recuerdo lo que dijo ese tipo y ya no me meto en peleas».
Lucy: Voy a citar algo que un recluso que ha pasado por nueve clases, dijo ayer: «He estado en prisión durante mucho tiempo y en muchas prisiones diferentes, nunca he oído a nadie, en ninguna parte, hablar de aprender sobre la paz en la cárcel. Esta es la primera vez, y es aquí donde quiero estar».
Jeff: Y funciona. Comenzamos con una clase con 25 personas que se habían inscrito, en el Instituto Correccional Everglades, lo cual ya por sí solo fue increíble. Ahora hay ocho cursos simultáneos y lista de espera. ¡Este crecimiento en popularidad ocurrió en menos de un año!
Entonces, ¿qué ocurre realmente en una clase?
Jeff: Prácticamente lo mismo todas las veces. Uno de nosotros se levanta y presenta la sesión, explicando que escucharemos fragmentos de Prem Rawat, que ha estado hablando sobre la paz personal, durante los últimos 50 años. Les decimos el tema del día y les hacemos saber que tendrán la oportunidad de responder y expresarse. Luego, ponemos el video y la magia surge.
Lucy: Escuchan a Prem hablar de temas sencillos: la paz, la gratitud, la comprensión, la dignidad, la claridad. Todos hemos oído esas palabras, pero no siempre tenemos una relación con ellas. En términos muy simples, habla de los recursos inherentes que todos tenemos en nuestro interior.
¿Qué pasó en las primeras clases?
Lucy: Al principio, cuando empezamos, la mayoría de los reclusos entraban y ni siquiera podían mirarnos. Estaban tan heridos. Eran personas dañadas, tenían sospechas.
Jeff: Sí, entraban y ni siquiera se hablaban entre ellos. Se notaba que esperaban, con los brazos cruzados, algo que los enganchara. En la segunda clase estaban más relajados. En la tercera, nos hablaron un poco al principio: «Hola, me alegro de verte…». Así es como fue, casi no decían nada, pero en el último taller, en el que recibieron un reconocimiento por su participación, simplemente hubo una explosión de alegría y agradecimiento. Fue increíble.
¿Por qué crees que la educación para la paz tiene tanto impacto en las prisiones?
Lucy: Como no disponen de nada más, no tienen tantas distracciones. Están desesperados por tener una experiencia real. Viven vidas muy simples. Se van a dormir a cierta hora, se levantan a cierta hora, se les da cierta comida cada día. Y esta experiencia en el taller, para ellos, es como dejar salir a un pájaro de la jaula, y ese pájaro para ellos es su corazón.
Jeff: Muchas de estas personas han estado alejados del mundo durante muchos años. Son simplemente ellos, les importa un bledo lo que hago o dónde vivo, no viven en ese mundo. Así que cuando alguien empieza a hablar de lo básico, de ser un ser humano, es un mensaje muy importante para ellos.
¿Por qué crees que Prem Rawat les ha causado tanta impresión?
Lucy: Porque se dirige a sus corazones —una parte de ellos que es real, con la que perdieron contacto—. No se les dice que crean en algo. En realidad, se les dice que confíen en sí mismos, que se pongan en contacto con sus propios sentimientos. Hay un recluso que ha estado en prisión desde que tenía 18 años, lleva en prisión 46 años. Un consejero nos comentó que él nunca había hablado con nadie antes de comenzar el programa, nunca había sonreído. Se mantuvo apartado durante 46 años. ¡Y ahora nunca se muestra sin una sonrisa!
Jeff: Prem no les pide que cambien de religión, que se hagan vegetarianos o les dice que tienen problemas. Él habla a su humanidad común. Es un mensaje con el que conectan.
Estando en las prisiones, con los reclusos, ¿sientes miedo alguna vez?
Lucy: Creo que la gente que nunca ha hecho esto puede tener algo de ansiedad, pero personalmente, nunca he sentido eso. Me siento completamente segura y protegida en ese ambiente. Llegamos a estar con seres humanos que quieren ser seres humanos más conscientes. Es una dicotomía peculiar, porque a veces en el exterior, ¡no tienes esa oportunidad!
Jeff: Después de una de las últimas clases que fue especialmente impactante, estaba de pie al lado de uno de los reclusos y este con una gran sonrisa dijo: «No puedo creer que estoy aquí por asesinato, y es aquí donde escucho a este tipo». Y yo aquí estoy de pie, ayudando a desarrollar una clase, con un hombre que ha sido condenado por asesinato.
¿Cómo te involucraste en esto y qué te hace seguir adelante? Llevas años haciendo esto.
Lucy: La alegría, porque esto está cambiando la vida de la gente. Siento que estoy en condiciones de lograr un cambio. Que puedo hacer algo bueno con mi vida.
Jeff: Fui a un evento donde Prem Rawat habló sobre el impacto que este programa está teniendo en las prisiones y dije: «Quiero formar parte de eso».
Para saber más, visite la página del Programa de Educación para la Paz.











