Desde la presentación del Programa de Educación para la Paz (PEP) a los centros penitenciarios en 2007 —y su extensión a otro tipo de audiencias cinco años después— miles de personas han tenido la oportunidad de explorar la paz personal en sus vidas. Las solicitudes para el programa llegan de todas partes del mundo, lo que es un indicador de que el contenido de los 10 talleres resulta atractivo. La única pregunta que queda es: ¿funciona el PEP realmente?
En 2012 la Fundación Prem Rawat (TPRF) decidió averiguarlo definitivamente. El Dr. Jamshid Damooei, presidente del Damooei Global Research, fue el encargado de evaluar la eficacia del programa. Los resultados, después de dos años de estudio, son los siguientes.
«Un resultado ya esperado del Programa de Educación para la Paz es que puede a llegar a ser una formidable fuerza para un cambio positivo en nuestro entorno más próximo y en última instancia, en el mundo —asevera el Dr. Damooei, que es también presidente del Departamento de Finanzas y Contabilidad de la Universidad Luterana de California—. Para poder confirmarlo, el Dr. Damooei analizó más de 350 encuestas realizadas a participantes del PEP de todo el mundo, a quienes tras concluir el programa se les preguntó cómo se sentían antes y después de su paso por el curso».
«Pedimos a los participantes que asignaran un valor numérico a los 10 aspectos que se corresponden con los contenidos del PEP —comentó el Dr. Damooei—. Preguntamos a los encuestados su grado de satisfacción en una escala del 1 al 5, con las siguientes propuestas»:
1. Soy consciente de que tengo la posibilidad sentir paz en mi vida.
2. Comprendo que uno de mis recursos interiores es la capacidad de apreciar y disfrutar.
3. Soy consciente de que poseo una fuerza interior que puede ayudarme a lo largo de la vida.
4. Entiendo que conocer mi fuerza y recursos interiores me hace más consciente de mí mismo y de mi vida.
5. Soy consciente de que la claridad es uno de mis recursos internos y que estar en contacto con esa claridad me ayudará en mi vida.
6. Comprendo la diferencia que existe entre creer en algo y saber algo desde mi propia experiencia.
7. Reconozco que en el hecho de estar vivo hay una dignidad innata con independencia de cualquier otra circunstancia.
8. Reconozco que tengo el poder y la libertad de elegir y que esas elecciones afectan diariamente a mi bienestar.
9. Entiendo que la esperanza es uno de mis recursos interiores y que puede ayudarme a atravesar los momentos difíciles en la vida.
10. Reconozco que puedo sentir plenitud independientemente de lo que esté sucediendo en mi vida.
Los resultados:
Según el Dr. Damooei: «Ha habido un notable aumento de la creencia de que hay una posibilidad de sentir paz. Tan solo el 42 % afirmaron que creían que sentir paz era posible, antes de iniciar el curso. Un 100 % creía que era posible después del curso, y el 74 % sentía firmemente que la paz puede ser una posibilidad en su vida».
De los encuestados que terminaron el PEP, el 98 % estaban de acuerdo o totalmente de acuerdo en que la posibilidad de apreciar y disfrutar es uno de nuestros recursos interiores, y el 95 % estaba de acuerdo o totalmente de acuerdo en que el PEP les hizo ser conscientes de que la claridad les ayudaría en sus vidas.
En cada categoría, de hecho, una abrumadora mayoría de encuestados que concluyeron el PEP estaban de acuerdo con los puntos mencionados al terminar el programa. La mayoría opinó no estar de acuerdo antes del inicio. «Esto es un indicador de un notable grado de éxito —afirmó el Dr. Damooei—, el impartir un mensaje de paz que logre conmover a los participantes».
Si desea una copia de la evaluación completa, puede pedirla a: [email protected].











