Cuando uno no puede ver, pierde su productividad, su capacidad para estudiar y para trabajar, y la oportunidad de apreciar la belleza de la naturaleza y de los seres queridos. Sí, además, uno no dispone de recursos, la desventaja es extrema. India es conocida como el país con la mayor población de ciegos del mundo, pero el 80 % de esas cegueras podrían evitarse. Aun así, millones de personas no disponen de medios para recibir la atención médica que podría salvarles la visión.
Esta es la razón por la que, en los últimos 11 años, la Fundación Prem Rawat ha patrocinado clínicas oftalmológicas en todo el país, las cuales ofrecen exámenes oculares, anteojos y medicamentos, y también la derivación a cirugía de cataratas, todo sin costo alguno.
A finales de marzo de 2014, concluyó la última de una serie de siete clínicas. Las clínicas funcionaron entre noviembre de 2013 y marzo de 2014, y brindaron exámenes gratuitos a más de 9000 personas de aldeas en seis estados. Casi 6500 personas recibieron anteojos prescritos y 8500 recibieron medicamentos para infecciones. A otros 1400 se les diagnosticó cataratas y fueron remitidos a hospitales para recibir tratamiento adicional.
Las clínicas son patrocinadas por la Fundación Prem Rawat y la Fundación Premsagar, y son organizadas por la Fundación Raj Vidya Kender. Todos los optometristas, oftalmólogos y personal que participa en las clínicas presta sus servicios de forma gratuita.
El Dr. N.P. Singh, cirujano ocular, quedó muy impresionado con la atención brindada por los voluntarios, quienes no hacían ningún tipo de discriminación por casta. Los pacientes recibieron agua y bocadillos, un lugar para sentarse a la sombra durante la espera, y una atención esmerada para sus necesidades.
Al conocer esa oportunidad, las personas caminaban desde sus aldeas hasta las clínicas, que pueden estar a una distancia de hasta 70 kilómetros, a menudo tardando días para llegar a su destino. Como dijo un hombre: «Hemos venido de las aldeas. Es difícil creer que somos tratados con tanto respeto. Estamos muy contentos». A sus cuarenta años, Praveen Minj simplemente dijo: «Mi sueño se ha cumplido. Recuperé la visión».











