Un niño al que le duele el estómago a causa del hambre, no puede concentrarse en las clases de la escuela, y mucho menos en los deportes. Por muchos años, los niños de Otinibi, una aldea situada en las afueras de Accra, capital de Ghana, no tenían más remedio que faltar a la escuela y tratar de hacer cualquier trabajo que les permitiera ganar algo de dinero para poder comer.
Las cosas empezaron a cambiar en 2012, cuando la Fundación Prem Rawat abrió, cerca de la escuela local, un centro de Food For People (Alimento para la gente, FFP), donde se suministran comidas calientes y nutritivas a estudiantes necesitados. El comedor ha crecido y actualmente se sirven unos 400 nutritivos almuerzos cada día de la semana, con carnes y verduras cultivadas en una granja cercana. Libres de la acuciante preocupación por encontrar algo de comer, los niños ahora tienen más posibilidades de éxito en sus estudios y actividades complementarias. En una reciente visita a la zona pudimos observar una gran cantidad de sonrisas de agradecimiento y buenos resultados.
«El centro nos ha ayudado de muchas maneras —dice Rachel Annum, prefecta escolar—: Agradecemos este establecimiento. Le ha dado innumerables cosas a la comunidad, nos brinda una dieta equilibrada».
El profesor de educación religiosa y moral, Christian Yaw Adinkrah, dice: «El centro ha iluminado las vidas de los niños y ha facilitado nuestro trabajo como maestros, ya que la mayoría de los alumnos ahora están realmente decididos a permanecer en la escuela».
Las estadísticas muestran un gran avance. En 2013, el número total de alumnos matriculados en la escuela ascendía a 350. Para 2014, esa cifra ascendió a 494, y ahora, en 2015, hay 544 matriculados. No solo están siempre llenos los pasillos de la escuela, sino que también algunas clases efectivamente tienen que realizarse al aire libre, bajo la sombra de los árboles, debido a la falta de espacio en el interior.
No solo está aumentando la asistencia —el rendimiento académico también va en aumento—. En 2013, más del 90 % de los graduados del nivel medio inferior ganó su admisión en las escuelas de nivel medio superior. Y en 2014, la escuela alcanzó la distinción del «100 por ciento» por primera vez en la historia. Eso significa que todos los estudiantes que realizaron el examen de certificación de educación básica, alcanzaron la puntuación necesaria para ingresar a las escuelas de nivel medio superior. A escala nacional, sólo el 60 % de los estudiantes que realizan el examen obtienen puntuaciones suficientes para ingresar a la educación superior.
Abigail Awadu es una de las alumnas locales que aprobaron el examen con puntuación sobresaliente. Con la ayuda de las comidas proporcionadas por el FFP, se graduó en la escuela, en 2014, como la mejor estudiante del área de Otinibi, y recibió como premio una beca del gobierno que le ayudará a pagar sus estudios de nivel medio superior en este año.
Mientras tanto, dos estudiantes han sido nombrados prefectos del comedor. Sus funciones incluyen la asistencia a otros niños en el uso de los cubiertos, y dar consejos sobre higiene personal antes y después de comer.
El programa ha reducido considerablemente las enfermedades entre los estudiantes. «Brotes como el de la fiebre tifoidea y el del cólera se han reducido casi por completo —dice Grace Ninsaw, directora de la escuela—. Es reconfortante saber que mis estudiantes están más seguros y sanos comiendo en el centro del FFP».
Adecuadamente nutridos por la dieta equilibrada, los estudiantes también están sobresaliendo en los deportes. La escuela envió equipos de fútbol, voleibol y balonmano a un torneo reciente, con mucho éxito. El equipo de fútbol de menores de 15 años ganó en su división mientras que las niñas del equipo de balonmano menores de 12 años también salieron airosas. Los equipos ganadores ahora representarán a la escuela en un torneo más amplio, compitiendo contra escuadras de toda la región.
El comedor del FFP recientemente recibió un entusiasta sello de aprobación por parte de Francis Styll, supervisor del Ministerio de Educación: «En lugar de quedarse en casa, ellos [los estudiantes] vienen y comen. Así de bueno es el establecimiento —dice—. Tiene que ser replicado, no debería limitarse solamente a Otinibi. Debería extenderse hacia otros lugares».