Después del terremoto en Japón, la Fundación Prem Rawat (TPRF) colaboró con su asociada AmeriCares. para la construcción de un huerto. En este reportaje, Ramona Bajema, directora del programa en Japón, nos describe, de primera mano, el proyecto y los beneficios que ha reportado a la salud y el bienestar de un grupo de evacuados en un alojamiento provisional después del seísmo.
Fecha: Lunes 3 de diciembre de 2012
Lugar: Albergue Comunitario Mobiria en Rikuzentakata, prefectura de Iwate, Japón
Escenario: Recolecta del repollo y un comida variada a la que asistieron más de 25 residentes
Una hora antes de comenzar, cerca de 20 residentes de Mobiria se reunieron para recolectar las coles y preparar un tsukemono (verduras maceradas en vinagre). Las mujeres que habían participado en el proyecto del huerto desde el comienzo, asistieron como nuevos miembros.
Algunos residentes, incluida una mujer de 98 años, pelaban un cuenco de ajos para incluirlos en el tsukemono. Otros debatían los pros y los contras de añadir hojas japonesas de daikon a la mezcla. Finalmente decidieron incluir las hojas para evitar tirarlas y añadir más sabor.
Las hojas de daikon se dejan a la intemperie para su secado durante varios días hasta que estén listas para cubrir las grandes ollas de macerado. El personal del proyecto utilizó piedras tsukemono (usadas normalmente para aplastar las verduras en su proceso) para ejercitar los brazos y consiguieron que todos rieran a carcajadas.
Reconocí a uno de los nuevos miembros del huerto una mujer con quién me había encontrado en octubre, mientras daba un paseo por el huerto. Junto a otro miembro del personal, le animamos a unirse al grupo. Me sentí contenta de que esta persona se uniera a la actividad.
El tiempo el día 3 de diciembre fue magnífico, a pesar de que el día anterior había nevado. Algunas mujeres señalaron que no había nubes. El cielo de un azul intenso cubría la bahía de Hirota, y lo que había quedado de la ciudad de Rikuzentakata después del seísmo.
El grupo se encaminó hacia la colina donde está situado el huerto para cultivar más col y un tipo de patata que recuerda el sabor de la manzana. Para entonces, toda la nieve caída se había fundido. El grupo también cultivó zanahorias, brécoles y coliflores y arrancaron las berenjenas muertas.
Cuando bajaron la colina, el personal dividió la cosecha en bolsas para que se las llevaran a casa. La aventura del macerado prosiguió y todos esperaban que el tsukemono estuviera listo para el O-Shogatsu, una fiesta típica de Año Nuevo que se celebra junto a la familia, en la que las verduras maceradas son el plato principal.
Las verduras se preparan con antelación para que nadie tenga que cocinar en esas fechas. Aunque el grupo esté viviendo temporalmente en la residencia este año, al menos comerán las verduras que han cultivado y cosechado ellos mismos.
Algunos miembros del personal prepararon una sorprendente col con salsa de soja para que el grupo picara, así como mikan (tangerinas japonesas que se comen como aperitivo invernal). En la mayoría de los centros de acogida, el personal sirvió un refrigerio para acompañar al té. Sin embargo, en estos días se ponía especial énfasis en los productos de la huerta como la fruta y la verdura.
He tenido la oportunidad de observar muchos encuentros de mujeres ancianas tomando el té en el centro comunitario y ese día todos gastaban bromas y charlaban animadamente sobre el proceso de macerado. Era un ameno grupo de participantes centrado en la conversación y una de las mujeres mencionó que el grupo se había convertido en una “tribu Mobiria” especial, algo que hizo reír a todo el mundo.
Se sentían orgullosos de compartir la cosecha de su huerto. Sus mejillas estaban rosáceas por estar al aire libre y su espíritu ciertamente estaba mucho más animado.
Una de las mujeres, que normalmente se ocupa de su nieto de corta edad, estuvo presente en la recolecta. Venía a las reuniones pero en raras ocasiones participaba. Tan solo se sentaba y bebía el té. En esta ocasión, ella fue una de las primeras en cortar el daikon, disponer las hojas en cubos y explicar a los nuevos miembros cómo crecía este producto. Se mostraba completamente diferente a las otras reuniones, gracias a su papel como jefa de grupo. En años anteriores, le había resultado difícil moverse por Mobiria, y en esta ocasión parecía llena de vida y muy genki (en muy buen estado de ánimo). Resultaba una delicia verle y recordar como había sido poco tiempo atrás.
Fotos por cortesía de AmeriCares/Ramona Bajerna











