Kathryn Bright ha pasado recientemente seis meses en Ecuador, ayudando en el lanzamiento en Sudamérica del Programa de Educación para la Paz. En su recorrido, visitó de nuevo la pequeña población de Paragachi, donde la TPRF ha colaborado con fondos para el restablecimiento del sistema de riego. (Ver «Agua para Paragachi»). Esta es la continuación de aquel reportaje.
Cuando visité por primera vez Paragachi a mediados de enero, las laderas eran de un verde exuberante. A los días agradables le seguían noches de lluvia torrencial que se filtraba por los tejados de teja. La tierra permanecía húmeda, los huertos en todo su esplendor y los cactus llenos de frutos. Sin embargo, hacia mayo, la estación de lluvias terminó y el verde se tornó pardo. La importancia de un sistema de riego en el poblado era evidente. Unas nubes espesas de polvo cubrían los modestos hogares de bloques de hormigón.
La comunidad de Paragachi fue beneficiaria en 2011 de una subvención por parte de la TPRF para restaurar el deteriorado sistema de riego que ahora abastece de agua de las montañas a 160 familias; 56 de ellas participan en Tierra Viva, un proyecto para mejorar la nutrición familiar, creada por la Fundación Vibrant Village y gestionada por la Fundación Montañas de Esperanza (MdE), que opera en el ámbito local. El proyecto incluye: la distribución de semillas, humus, herramientas y la capacitación en cultivo biológico Grow Biointensive®.
Aunque la mayoría de las familias utilizan el riego de la forma tradicional, cada mes, son más las que optan por los huertos biológicos cuando comprueban las excelentes cosechas de sus vecinos. Algunos de los productos cultivados en invernaderos ya se comercializan con el nuevo sistema de distribución de agua. El ministro de Agricultura donó recientemente el invernadero a Tierra Viva y los beneficios de la venta de productos permitirán que el proyecto sea sostenible.
Cruz María López tiene a sus cuidado a tres nietos; su padre falleció y su madre se encuentra en otra ciudad en busca de trabajo. Dispone de un extenso huerto repleto de una gran variedad de verduras y de árboles frutales. Cuando le preguntamos por los beneficios que el nuevo sistema de riego ha supuesto para su familia, comentó que, antes de la subvención de la TPRF, usaban el agua del grifo, pero resultaba muy caro, ahora las cosas han mejorado. Cultiva una gran variedad de productos y el dinero ahorrado con el agua y la comida, lo emplea para comprar ropa y material escolar para sus nietos. Muchos días, a pesar de los cortes del servicio municipal, la única agua disponible es la del sistema de riego.
Un día a principio de mayo, visité varios huertos familiares, acompañada por Germán y Ximena, empleados de Vibrant Village. Junto a uno de los hogares vimos un montículo de tierra seca, y Germán comentó que hasta hacía pocas semanas prosperaba un abundante huerto. Comentó que el hijo, ya mayor, de la señora que vive allí había arado bajo su huerto, y que la advirtió de que debía volver al cultivo tradicional ya que no confiaba en los nuevos métodos ni en el obsequio del agua.
Mas tarde supe que muchos de los planes para el manejo del agua en la zona no habían sido terminados y carecieron de proyección a largo plazo, produciendo daños aun mayores. Por el contrario, desde la puesta en marcha del proyecto de la TPRF, las familias de Paragachi están muy satisfechas. Las dudas iniciales han sido sustituidas por el agradecimiento. Los residentes acuden en su totalidad a las reuniones que regularmente convoca Tierra Viva en el centro cívico Paraíso, sede del MdE. Los asistentes a las reuniones reciben semillas y una guía para su cultivo y es una oportunidad para expresar sus preocupaciones y compartir sus logros.
Pero han sido los niños de Paragachi quienes han protagonizado la mejor historia; durante y después de las clases de arte impartidas en Casa Paraíso. La directora de Educación de Vibrant Village, Sue Brown, pidió a un grupo de escolares con edades entre 9 y 14 años, que capturaran imágenes de la naturaleza «salpicadas de color y textura» en una parte de Paragachi conocida como Paraíso. Después de unos minutos de instrucción y utilizando cámaras desechables, los estudiantes recogieron imágenes asombrosas de flores y plantas, algunas de ellas no existían en la zona antes del proyecto del agua de la TPRF.
Uno de los niños estaba tan sorprendido que exclamó: «¡Vaya, no sabía que vivía en un paraíso!» Pachamama (Madre tierra) vive entre nosotros. Descubrió un paraíso oculto bajo una capa de tierra en una comunidad revitalizada por el precioso don del agua.











