Jake Frankel, editor ejecutivo de la Fundación Prem Rawat, visitó recientemente Sudáfrica y elaboró el siguiente reportaje sobre el alcance del Programa Educación para la Paz (PEP) en Soweto. En este enlace puede leer sobre los siguientes relatos.

Linda
«Antes del PEP, yo era una persona agresiva. Estaba siempre enfadada, ㆒dice Linda㆒. Este programa me permitió cambiar desde dentro, reemplazando ese enfado por amor. Ahora puedo elegir ser feliz en vez de estar enfadada».
Estoy hablando con Linda en el Centro de Orientación Juvenil de Sebokeng, en las afueras de Soweto, donde hay una serie de distritos históricamente negros en la mayor área de Johannesburgo, Sudáfrica. Lugar de residencia de líderes de los derechos civiles, como el ex presidente Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu, la comunidad de Soweto desempeñó un papel clave en la exitosa lucha contra el apartheid.
Aunque el legado destructivo de la segregación sobrevive aquí en forma de alto desempleo y pobreza, percibo un innegable optimismo entre las personas que estoy conociendo. Es mi primera visita a Sudáfrica, mi primer día en Soweto. Y me siento muy afortunado de trabajar para la Fundación Prem Rawat (TPRF), tratando de documentar el gran impacto que está teniendo el programa educativo en la gente aquí.
En una semana normal, se realizan entre 10 y 20 talleres en Soweto en una amplia variedad de escenarios, desde escuelas secundarias y centros de formación hasta consultorios médicos y centros de mayores. Muchos de ellos se organizan en la oficina de Ernest Leketi, jefe del Departamento de Desarrollo Juvenil, integrado en el Departamento de Desarrollo Social de Johannesburgo. Comencé el día allí, y había mucha actividad en el interior y en el exterior.
Ernest comparte su pequeña oficina con un equipo de jóvenes voluntarios comprometidos, que trabajan duro para hacer crecer el programa. Vienen de diferentes ambientes ㆒algunos han tenido problemas con las drogas y han estado metidos en pandillas㆒ y me dijeron cuánto les ayudó el programa a cambiar sus vidas. Algunos hacen malabarismos para poder conciliar la crianza de sus hijos con la atención a sus responsabilidades laborales, y aún así consiguen sacar el tiempo necesario para coordinar cada semana los talleres. Cada uno de ellos, a su manera, se ha sentido conmovido por el programa y quiere ayudar a que el mayor número de personas tenga experiencias tan positivas como las suyas. Se autodenominan el «súper equipo», y está clarísimo que están haciendo un trabajo estupendo.
Tras asistir a uno de los talleres en el Centro de Orientación Juvenil de Sebokeng, varios participantes se unen a Linda y comparten con entusiasmo historias sobre el profundo impacto que está teniendo el programa en ellos.
«Me ha tocado profundamente. La paz que había escondida dentro de mí ha salido. La encontré, sé quién soy ahora», dice Mduduzi, un joven que acaba de coordinar el taller. Le encanta presentar el programa porque «ayuda a los jóvenes a ser mejores personas», dice.
Los talleres del PEP incluyen videos de Prem Rawat, fundador de la Fundación Prem Rawat (TPRF), donde aborda temas como la paz, la apreciación, la fuerza interior y la satisfacción. En diciembre, Prem vendrá a Sebokeng para hablar con los participantes en persona, y Mduduzi dice que es un honor formar parte del equipo que va a coordinar el evento.

PEP en el Centro Juvenil de Sebokeng
Dimpho, una mujer joven que oyó hablar por primera vez sobre el PEP cuando asistía a cursos de informática en el centro de Sebokeng, está entusiasmada por ser la presentadora del inminente evento con Prem.
Le sorprende verse en esa posición, pues dice que antes de participar en el programa le resultaba «incómodo hablar con la gente». Ahora parece sentirse increíblemente cómoda compartiendo historias personales con nuestro equipo de voluntarios (y nuestras cámaras).
Nos cuenta lo difícil que era su situación en casa, el miedo que tenía a que la juzgaran y lo «enfadada que estaba con el mundo». Tenía tal depresión que llegó a pensar en el suicidio. Nos cuenta cómo el PEP le proporcionó la inspiración necesaria para tener más confianza en sí misma y adquirir una visión más positiva de la vida..

Malu
Terminamos el día escuchando a Malu, un joven que ㆒según nos dice㆒ solía estar lleno de resentimiento. «Si me hacías algo malo, yo juraba sobre la tumba de mi abuelo que algún día me vengaría», recuerda. Pero ahora, dice, el PEP le ayudó a «pasar página. He empezado a perdonar y aceptar el pasado tal como es. No puedo cambiar lo que ha sucedido en el pasado, pero puedo vivir en el presente y construir un mejor futuro».
No creo que yo sea el único en la sala que está impresionado por estas notables historias de transformación y expresiones de sabiduría, ya que las entrevistas son interrumpidas por una sala llena de personas que sonríen cálidamente, que aplauden, chasquean sus dedos a modo de celebración y que lloran.
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