Bienvenidos al Club de la Paz

Victor Kamont, de 61 años de edad, regresó a la universidad a la edad de 57 años, con el deseo de ayudar a Prem Rawat a difundir su mensaje de paz. Es licenciado en Periodismo, Periodismo Gráfico y Humanidades por la Universidad Pierce, de California.

Michelle Cameron nació y se crió en Liverpool, Inglaterra, y se trasladó a vivir a California en 1976. Es diseñadora de ropa, empresaria, madre y abuela. Michelle asistió recientemente como voluntaria en el estand del Club de la Paz, dirigido a los estudiantes del CSUN, en los «Días de los Clubs». Esta es la historia de aquel día.

La primera semana de septiembre de 2013 fue la más calurosa del verano en el Valle de San Fernando, Los Ángeles, con temperaturas que alcanzaron lo 37 grados.

Victor Kamont with Usman Khan (Future VP of The CSUN Peace Club)

Victor Kamont con Usman Khan

Nos encontrábamos en el campus de la Universidad, un campus moderno y de inmensas proporciones que acoge a 36 000 estudiantes en el primer semestre. Victor Kamont, estudiante novel del Northridge, esperaba poner el proyecto en marcha este semestre, aprovechando los «Días de los Clubs», tiempo en el que universitarios y clubs se dan a conocer, antes de que las administraciones universitarias aprueben la entrada de nuevos clubs.

Se suponía que no íbamos a estar allí, ya que no había alcanzado la categoría de oficial. Pero la persistencia de Victor, y el hecho de  haber esperado desde primeras horas de la mañana por una mesa vacante, nos dio la oportunidad de reunirnos y firmar como miembros del club.

Era mi responsabilidad el atender la mesa mientras Victor asistía a sus clases. Antes de marcharse, me instruyó sobre los siguientes puntos: 1) El Club de la Paz podría acoger una celebración en el campus el 21 de septiembre, ‒nombrado Día de la Paz por Naciones Unidas‒. 2) El Club de la Paz podría presentar el Programa de Educación para la Paz de la TPRF, el cual, indicó Victor,  se une a la declaración de la ONU  que designa al 2013 como Año de la Educación por la Paz.

Entonces llegó la multitud.

Por un momento pensé que los estudiantes que llegaban nos ignorarían entre todo el ruido y el entusiasmo de la hermandades, fraternidades, clubs de fútbol, grupos de música y todo el resto. Pero entonces, se fueron parando una persona tras otra, atraídas por los sencillos carteles del «Club de la Paz».

Cada uno de los visitantes nos preguntaba en qué consistía el club y escuchaban con atención nuestras explicaciones, inspeccionaban el material y escribían sus datos en las hojas de información.

Pocas veces he experimentado tanto interés y apertura, y apenas sentíamos el intenso calor. Al concluir la segunda jornada, 64 estudiantes se habían inscrito en el Club de la Paz.

El equipo al que Victor y yo pertenecemos se reúne semanalmente desde junio, para saber más sobre el Programa de Educación para la Paz, y cómo presentarlo en el ámbito de las universidades. Descubrimos que, por nuestra ubicación, los clubs universitarios eran los vehículos idóneos. El nombre del club es sencillo y funciona bien para atraer la atención de la gente y para preguntar sobre él.

Gracias a todos los que se involucraron en la puesta en marcha de un contenido tan maravilloso. Y en especial, gracias al Sr. Rawat.

Fotos por Victor Kamont

Student Signs Up for More Information

Una estudiante deja los datos para más información

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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